Si hay un barrio de ocio y entretenimiento en Tokio cuya fama trasciende todas las fronteras, sin lugar a dudas es Shibuya. Aunque compite directamente con Harajuku por ser el lugar de moda de los jóvenes japoneses, a los extranjeros nos llama poderosamente la atención su famoso paso de peatones y la estatua de Hachiko, con una bella historia detrás. Además, Shibuya es famoso por su agitada vida nocturna, que contiene no sólo bares y restaurantes con una gran variedad, sino también karaokes como el que aparece en la película “Lost in translation”. También es especialmente conocido por agrupar un buen puñado de Love Hotels, un concepto genuino japonés que despierta la curiosidad de los descubridores que se deciden a viajar a Japón.
La plaza de Hachiko de Shibuya
Salir de la estación de tren y desembocar en la famosa Plaza de Hachiko es una sensación indescriptible. Para aquellos que vivan su primera experiencia en Japón, las vibraciones de Tokio se dejan sentir de manera especial en este lugar, que podría estar perfectamente en los primeros puestos de un ranking mundial de sitios con una energía universal. Nada más llegar a la plaza los neones y las enormes pantallas de los edificios se dan de codazos para captar nuestra atención y vendernos aquello que tienen que vender. Una vez realizado el primer barrido visual, no podremos escapar a la atracción de la estatua de Hachiko, ese perro cuya tierna y maravillosa historia fue llevada al cine en una película protagonizada por Richard Gere. ¿Por qué los japoneses se decidieron a hacerle un monumento? Corría la década de 1920 y un profesor de universidad iba todos los días a la estación para acudir a su lugar de trabajo junto a su perro, Hachiko, quien se quedaba esperando a que él volviera. Lamentablemente, el profesor falleció, pero su fiel compañero nunca dejó de esperarle en la estación, ganándose el amor de los vecinos de la zona. Su lealtad quedó inmortalizada en esa figura que encontramos en la plaza más famosa de Shibuya. Un lugar que además se ha extendido como punto de encuentro entre los jóvenes japoneses.
El famoso paso de peatones de Shibuya
En esta misma plaza se encuentra el famoso paso de peatones de Shibuya (Scramble koutasen), un lugar insólito donde interseccionan hasta seis pasos de peatones. Una atracción humana que no podemos perdernos. Y no sólo se trata de cruzar y sumergirse en la masa de japoneses, sino de contemplar la marea desde lo alto, por ejemplo, desde el Starbucks que hay en uno de los edificios que dan a la plaza.
Tiendas y restaurantes en Shibuya
Desde luego, Shibuya es perfecta para perderse y callejear hasta que nos duelan las piernas. Las mejores horas para percibir la energía de este lugar es al caer la noche, cuando la cartelería brilla con todo su esplendor y podemos acudir a cenar a alguno de los muchos bares y restaurantes que encontramos en la zona, en las alturas y en los sótanos, ningún milímetro por desperdiciar.
Para los descubridores curiosos que hayan decidido viajar a Japón, se puede visitar la calle Spain zaca (cuesta de España), con algunos comercios y un restaurante español. La calle más céntrica, donde encontraréis una gran variedad de lugares que visitar, es Center Gai.
Shibuya es también un lugar perfecto para hacer compras. Aquí se puede encontrar los codiciados objetos kawaii japoneses que tanto nos gustan; así como puntos neurálgicos de la moda juvenil, grandes almacenes como Seibu, Parco o tiendas de manualidades y hobbies que sorprenden como Loft o Tokyu Hands.
Por último, como curiosidad, no podemos dejar pasar la oportunidad de visitar la llamada “Colina de los Love Hotels”. Estos hoteles del amor alquilan habitaciones temáticas por horas y son una de las muchas excentricidades japonesas que nos llaman la atención. Un hotel de este tipo aparece en la película de Isabel Coixet “Mapa de los sonidos de Tokio”. Curiosear por la zona nos dará para algunas sorpresas y, por qué no, algunas risas.
Muy cerca de aquí se encuentra el parque de Yoyogi, del que te hablamos en una entrada anterior.
Fotos de Creative Commons de Candida.Performa y Antonio Tajuelo
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