Una de las excursiones que pueden realizarse desde Kioto en el mismo día es la visita a los valles de Kurama y Kibune. Esta zona tranquila se encuentra a tan sólo 30 minutos de la antigua capital japonesa y posee grandes atractivos. Principalmente, el Kurama-dera, el Kurama onsen y el Kibune-jinja, famoso por sus escaleras de piedra enmarcadas en dos preciosas hileras de lámparas rojas. Una estampa que atrapa la mirada y que queda para siempre en la memoria de l@s descubridor@s. Para quienes decidan viajar a Japón en cualquier época del año, visitar Kurama y Kibune es una magnífica opción. Si el calor no aprieta se pueden realizar algunas de las muchas rutas que hay en la zona, especialmente interesante el camino que une ambos puntos. De esta forma, la visita tendrá el añadido de disfrutar de la naturaleza más de cerca. Una alternativa más que recomendable si nos encontramos de viaje en Japón en pleno otoño.
Kurama: el Kurama-dera y el Kurama Onsen en el que relajarse
El punto de interés principal de Kurama lo encontramos en medio de la montaña: el Kurama-dera. Este templo budista fue fundado por el monje Gantei, del templo Tōshōdai-ji de Nara en el año 770. En sus orígenes perteneció a la escuela Tendai, pero desde el año 1949 es independiente y se basa en su propia interpretación del budismo: Kurama Kyō.
Si accedemos al monte a pie, sin coger el tranvía, disfrutaremos de un camino a través de un bosque antiguo de inmensos sugis (cedros japoneses). En el Kurama-dera destaca la puerta de madera Chumon y el monumento a Yoshitune. Por último, es necesario subrayar que este templo fue nombrado Tesoro Nacional de Japón, algo que da muestra de su importancia y belleza.
En cuanto al Kurama Onsen, es uno de los pocos onsen cercano a Kioto y cuenta con baños interiores y exteriores. Ni qué decir tiene que se disfruta mucho más al aire libre, donde el entorno natural acompaña la experiencia de forma mucho más hermosa, con unas vistas impresionantes del monte Kurama. Este lugar es perfecto para relajarse después de la excursión de todo el día. Además, cuenta con alojamiento, del que podemos hacer uso si preferimos no tener que volver a Kioto en el mismo día.
Kibune y el Kibune-jinja
El pueblo de Kibune, en la cima de la montaña, es un encantador conjunto de ryokans, pequeñas tiendas de souvenirs y restaurantes. Estos últimos han construido sus terrazas sobre el río, alrededor del cual gira todo en este lugar. Tanto disfrutar de una comida en una de las tarimas encima del agua, como alojarse en una de estas casas de huéspedes tradicionales es la experiencia más auténtica en Kibune.
Y es que, no en valde, Kibune-jinja está dedicado al dios del agua y de la lluvia. Nada más atravesar el torii que marca el inicio del terreno sagrado encontramos la famosa escalera de piedra con sendas líneas de lámparas rojas a ambos lados. Aunque esta es la estampa más bonita, se disfruta de todo el santuario.
Visita de Kurama y Kibune en el momiji
Al ser un enclave en plena naturaleza, la visita a los valles de Kurama y Kibune es especialmente interesante durante los meses del otoño, para contemplar el momiji. Recorrer estos dos lugares ofrece unas estampas únicas durante este periodo del año. Además, la noche del 22 de octubre tiene lugar el Kurama-no-hi-Matsuri (Fiesta del Fuego), una de las celebraciones más fascinantes de la región de Kioto. Durante este evento se realiza una procesión de antorchas encendidas hacia el Santuario Yuki.
Y a ti, ¿te gustaría visitar Japón en otoño? ¿Irías a Kurama y Kibune? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
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