Viajar a Japón abarca una inmensa cantidad de experiencias diferentes, una colección de recuerdos que atesorar en el alma para llevarlo siempre consigo. Esa es una de las grandes ventajas de este país, ya que, según nuestra experiencia, concuerda con distintos tipos de descubridor@s. Sin duda, llegar hasta Koyasan no es para los más cómodos ni para quienes no amen profundamente lo espiritual y la naturaleza. O al menos, que sientan la incontrolable curiosidad de pasar uno o dos días de forma más ascética, conectando con la experiencia de mimetizarse con los monjes budistas de la zona. Y es que en Koyasan, o Monte Koya, encontramos más de cien templos, una gran parte de los cuales dispone de alojamiento para quienes acuden en peregrinaje o de turismo hasta este punto localizado en el corazón de las montañas de Wakayama, en la región de Kansai.
El cementerio Okunoin, donde los espíritus esperan
Aquí, en Koyasan, se encuentra el centro del budismo Shingon, una de las principales sectas del país. Esta fue fundada por Kobo Daishi (774-835), a quien se le rinde homenaje profusamente en la zona; por ejemplo, en el Aoba Matsuri, que celebra su nacimiento. Es especialmente interesante acudir a su mausoleo Okunoin Gobyo, que se encuentra en el cementerio Okunoin, el más grande y misterioso camposanto de todo Japón. Se dice que allí no hay muertos, sino espíritus esperando. Recorrer los senderos entre impresionantes árboles, que dejan pasar la luz del sol dibujando formas caprichosas sobre las tumbas, es una experiencia impresionante.
Hay varias formas de llegar al cementerio Okunoin, ya que en la zona hay múltiples itinerarios de peregrinación que datan de mucho tiempo atrás. Las hay más largas y más cortas, por lo que hay que informarse bien antes de iniciar cualquiera de ellas para estar seguros de poder completarla. La más habitual es la Koyasan Choishi Michi, que ronda los 25 kilómetros. También existe la llamada “ruta de las mujeres”. Y es que el género femenino tuvo restricciones para acceder a Koyasan hasta el año 1872, por lo que tenían un itinerario alternativo para llegar hasta el cementerio de Okunoin.
La arquitectura tradicional de Koyasan
Recorrer Koyasan es el mejor consejo que podemos dar para conocerlo. No hay más que andar para deslumbrarse con la arquitectura tradicional de sus más de cien templos, de sus construcciones y de sus hermosas pagodas. Sin duda, no podemos dejar de mencionar algunos de sus puntos más destacados como la puerta Daimon, que es la entrada tradicional a Koyasan.
En el opuesto contrario al cementerio Okunoin, es decir, hacia el oeste, se encuentra el recinto de Danjo Garan. Se trata uno de los primeros complejos cuya construcción inició Kobo Daishi en la zona y está compuesto por veinte templos y edificios. En este área se encuentra también la pagoda Konpon Daito, pintada de color bermellón.
El templo Kongobuji es uno de los principales atractivos de Koyasan. A él acuden miles de peregrinos del budismo Shingon. Aunque a la sala principal sólo puede accederse durante las grandes celebraciones, igualmente merece la pena disfrutar del resto de la construcción. Aquí se encuentra además el famoso jardín zen de rocas Banryutei.
Si se quiere profundizar aún más, se puede visitar el museo Reihokan, donde se exhiben y protegen los bienes más preciados de Koyasan.
La experiencia del shukubo en Koyasan
Con los tiempos que se manejan hasta llegar a Koyasan (ya dijimos que se encuentra en el corazón de las montañas), es prácticamente imprescindible quedarse a pasar la noche para disfrutar como se merece el lugar. Y esta es otra de las grandes experiencias que ofrece esta ciudad, ya que muchos de sus templos disponen de alojamiento, que incluye el shukubo, que no es otra cosa que mimetizarse con el entorno y rezar y comer como monjes budistas. La alimentación vegetariana que practican, llamada shojin ryori, forma parte de este ejercicio espiritual que puede practicarse en Koyasan, uno de los lugares más sagrados de todo Japón.
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Imágenes CC: Alex Cheek, Paul Hood, Tetsuhiro Terada