Viernes 10 de septiembre de 2010.
Hoy he podido visitar Pontocho (Ponto-chō), uno de los sitios que había visto en Internet antes de venir a Japón. Pero antes de eso tengo una buena noticia que me gustaría compartir con vosotros: ya soy oficialmente un ciudadano japonés. Por lo menos durante un tiempo. Esta mañana he ido al ayuntamiento y he solicitado mi carnet de extranjero. Me han grapado un papelito al visado que dice que soy un tío legal. Una cosa menos de la lista.
Lo siguiente es conseguir un teléfono móvil. De vuelta he estado en la tienda de móviles de Softbank (compañía japonesa) preguntando por unos terminales de prepago que me vendían muy bien pero no tenían. Esta vez he podido hablar un poco mejor en japonés, aunque bueno, la conversación no ha sido muy larga. Algo así como:
Yo: En primer lugar, lo siento por mi Japonés porque es un poco malo (risas de la dependienta). ¿Tiene móviles de prepago?
Dependienta: No, en esta tienda no tenemos.
Yo: ¿Dónde puedo encontrarlos?
Dependienta: Creo que en la calle Sijo puedes encontrar.
Yo: Vale, muchas gracias. Adiós.
Sé que no es nada del otro mundo, pero no me he atascado y me siento genial por ello.
Recorriendo Pontocho
Al caer la tarde me decidí a dar una vuelta con la bici. Antes de llegar a Japón encontré por Internet un sitio que llevo queriendo visitar desde entonces. Como disponía de un poco de tiempo he ido a verlo. Se llama Pontocho,uno de los cinco Hanamachi o barrios de geisha Kyoto. Es una calle estrecha llena de farolillos que la iluminan durante la noche. Pasear por allí es como estar en el Japón de hace un siglo. A lo largo de toda la calle hay numerosos restaurantes con muy buena pinta.
La calle discurre paralela al río y los locales que están en el lado de la orilla disponen unas terrazas muy bien ambientadas con vistas al agua. A través de la puerta podía ver que las camareras iban vestidas de kimono y las oía hablar con ese tono suave y agradable de las japonesas utilizan para tratar con los clientes en los establecimientos de estilo tradicional. Algún día haré un exceso y vendré a cenar aquí. Voy a tener que ir ahorrando porque no tienen pinta de ser baratos.
Para terminar el día, he sido un chico responsable y me he puesto a estudiar. Estos días aquí me han dado a entender que mi nivel de japonés no es suficiente. Si quiero poder sacarle partido a mi estancia en Japón, más vale que empiece a incrementar mi ritmo de estudio. No todo es diversión aquí en el país del sol naciente.