DIARIO DE UN DESCUBRIDOR. Martes 30 de noviembre de 2010. En la entrada de hoy voy a hablaros sobre un lugar bastante curioso al que fui el domingo pasado. Recientemente he conocido a un japonés que estuvo trabajando cuatro años en Colombia, por lo que puede hablar español sin problemas. Este chico trabaja en los estudios de cine de Kioto donde se ruedan unas dieciséis películas al año e incontables series de televisión. Dentro del estudio tienen una zona habilitada al público que es como una especie de parque temático. Está ambientado en el Japón antiguo. Es capaz de hacerte sentir como si estuvieras en la época feudal porque los escenarios están muy bien elaborados. Además, dentro del parque hay gente vestida con indumentarias tradicionales, cosa que le da un poco más de ambientillo.
Hablando con Kei (el chico que trabaja en el estudio) sobre el tema, acabó invitándonos a mí y a un amigo a ir al parque. Cuando llegamos en la mañana del domingo, Kei salió a la puerta a recibirnos y nos dejó entrar gratuitamente. La verdad que me vino de perlas porque cuando vi el precio de la entrada me asusté un poco (2400 yenes). Nos acompañó durante bastante tiempo mientras nos iba presentando a la gente que trabajaba en el parque. Por un momento me sentí como alguien importante y todo.
El espectáculo de la presentación de la oiran
Dentro del parque tienen programados tres espectáculos que van repitiendo a lo largo del día. El primero que vimos fue uno que consistía en la una reproducción verídica de la presentación de una prostituta de lujo en el periodo Edo. Estas se conocían con el nombre de oiran y sus servicios solo estaban al alcance de los más adinerados. Sus vestimentas me resultaron muy similares a las de las geishas, aunque por lo que nos dijo Kei, tienen bastantes diferencias. Estas chicas eran presentadas en la calle de una forma un tanto peculiar. En primer lugar, un pregonero se encargaba de anunciar a los cuatro vientos todas y cada una de las cualidades de la chica en cuestión. Se hacía una especie de procesión hasta el lugar donde ella esperaría a los clientes. También las acompañaban dos o tres samuráis que velaban por su seguridad en todo momento.
Las oiran se situaban en unas habitaciones que daban a la calle. Las paredes estaban construidas de tal forma que se podía ver a través de ellas, por lo que todo aquel que quisiera hacer uso de sus servicios tenía la oportunidad de observar antes a las chicas que había disponibles. Sería algo así como el barrio rojo de Ámsterdam, pero a la antigua de Japón.
Algo curioso sobre las oiran es que las sandalias que utilizaban estaban construidas a base de hierro y tenían una gran altura. No me las he probado, pero imagino que tienen que ser súper pesadas. Para más inri, durante la procesión, andaban de tal forma que se forzaban a hacer semicírculos con los pies mientras daban un paso hacia delante. El motivo de todo esto no era otro que fortalecer toda la musculatura de la parte interior de las piernas y de la vagina. Supuestamente, esto incrementaba el placer en las relaciones sexuales.
Un espectáculo sobre ninjas y otro de samuráis
El siguiente espectáculo trataba sobre los ninjas. Las secuencias de las peleas no estaban especialmente logradas pero el show en sí acabó resultando bastante entretenido. El argumento de la representación era serio pero, de repente, paraban la función para meterle puntos graciosos, tales como que el más malo de todos se pusiera a hablar con una voz mucho menos intimidante y se paseara entre el publico haciendo gracias con la gente. Luego se volvía a poner serio y continuaban con el tema.
El último espectáculo de todos trataba sobre los samuráis. Parece ser que era el más importante porque aparecía un actor famosillo que ya salió en la película de “El último samurai”. Tengo que decir que este espectáculo estaba muy bien hecho y los personajes interpretaron a la perfección su papel.
Los estudios de cine de Kioto
Una vez vistos todas las actuaciones nos fuimos a comer. Entramos a un restaurante donde nos sirvieron un buen ramen a un precio bastante asequible. Mientras comíamos, Kei nos ofreció dar un paseo por la parte de los estudios de cine de Kioto de verdad, los cuales están cerrados al público. Nosotros aceptamos gustosamente, así que al terminar, nos hicieron un pase VIP con nuestros nombres y estuvimos curioseando por los platós donde se graban las películas actualmente. Como era domingo no había nadie trabajando pero hubiera sido un buen punto haber podido ver las grabaciones en plena acción. Uno de los escenarios que vimos es el de de una película que se llama Genji. Por lo visto es la que más presupuesto tiene de todas. En un par de semanas montan dentro de una de las naves un escenario totalmente nuevo para luego tirarlo abajo y grabar la siguiente película. Es una pena que tengan que deshacerse de todo ese montaje, pero bueno, así es el cine. Lo único malo fue que no nos dejaron hacer fotos dentro del recinto de las películas. En fin, dentro de lo que cabe es comprensible porque hasta que la película no sea estrenada, todo lo relacionado con ella es top secret.
Entre unas cosas y otras, pasamos el día entero allí, deambulando de un lugar a otro. Esta ha sido una experiencia que no tenía planeada, pero que ha resultado ser algo bastante interesante.
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