Miércoles 15 de septiembre de 2010
Hoy escribo esta entrada con gusto porque ha sido uno de esos días en los que todo ha ido sobre ruedas. Para empezar, me he levantado a buena hora para ir a la oficina de la universidad a entregar toda la documentación que me faltaba y, de paso, registrar mi bicicleta en el campus. Cuando he salido a la calle he visto que esta mañana había amanecido con un sol espléndido. Es increíble como el sol te puede dar tanta energía y vitalidad. ¿Qué haría sin él? De camino a la universidad he pasado por el río como siempre, pero esta vez he sentido algo diferente. Se podía notar una brisita agradable que te refrescaba la cara. Hacía una temperatura ideal y todo se veía envuelto en un color verde brillante que te alegraba la vista. Cómo me gusta que estos pequeños momentos rutinarios puedan llegar convertirse en instantes únicos.
Al llegar a la universidad, le he preguntado al guarda de la entrada por el registro de la bici y en un momento ya lo tenía todo arreglado. ¡Qué señor tan amable! Luego he pasado por la facultad y como he llegado pronto, me han atendido nada más entrar por la puerta. En poco tiempo ha empezado a llegar más gente y algunos han tenido que esperar un buen rato en la cola. Estoy empezando a cogerle el gustillo a eso de llegar temprano. La chica de la oficina ha sido súper simpática y me ha ayudado mucho con todo el papeleo. Da gusto sentir cómo el personal te atiende con esa amabilidad.
Al terminar, he ido directo al edificio donde se hacen las revisiones médicas, ya que nos habían citado para pasar una serie de pruebas antes de empezar el curso. De nuevo, he llegado allí de los primeros y en menos de 10 minutos ya me estaban haciendo la revisión. Cuando he salido, me he quedado impresionado de la cantidad de gente que había esperado. Se ve que justo después de llegar yo han venido todos. ¿A quien madruga Dios le ayuda? Estoy empezando a entender el porqué de este dicho popular.
Haciendo amigos en Japón
Cuando llegue a Japón no conocía a nadie. Pensaba que sería difícil hacer amigos desde cero, pero como casi todos estamos en la misma situación, se nota que la gente está predispuesta a relacionarse. Hoy he hablado con varios extranjeros y ya se puede decir que he hecho algunos amigos en la universidad. Incluso he acabado con alguno de ellos en la orilla del rio tomando unas cervezas después de terminar con todo el papeleo de la universidad.
Por cierto, que de momento el japonés no lo estoy tocando demasiado, pero mi inglés va que vuela. No paro de practicarlo. Parece que me haya venido a Londres. Una cosa que me ha sorprendido mucho es que uno de los chicos con los que estaba me ha felicitado porque piensa que me defiendo muy bien en inglés. ¿Mi inglés bueno? ¿What? Se ve que el chip de la comunicación se está instalando correctamente en mi cabeza.
En fin, que hoy han sido todo buenas noticias. ¡Ojalá todos días fueran así! Parece que de momento voy superando todas las pruebas que he ido encontrando por el camino. Ya queda muy poquito para empezar las clases. Qué nervios.
