Martes 7 de Septiembre de 2010
¡¡Ya estoy en Japón!! Por fin he conseguido un momento de tranquilidad para sentarme a escribir. La verdad es que ha sido un viaje bastante largo y he llegado muy cansado, pero ya estoy instalado en mi cuarto y con el portátil conectado a Internet, así que voy a proceder a relatar cómo ha sido la experiencia.
Desde Alicante hasta Japón, vía Pekín
En la mañana del lunes cogí un vuelo dirección a Pekín. Fue el trayecto más largo ya que más o menos duró 13 horas. Al aterrizar tenía que encontrar la puerta de embarque del siguiente vuelo, dirección a Osaka. No sabía la cola en la que debía ponerme para llegar a mi destino así que le pregunté a un chaval que tenía cara de español. Él tampoco lo tenía muy claro, pero juntos nos pusimos a buscar y al final dimos con nuestro objetivo. ¡Subimos al avión que nos llevaría a Osaka! Aunque este vuelo era mucho más corto, se me hizo más pesado. Además, hubo un retraso de hora y media, con lo que en total estuve cuatro horas y media dentro del avión.
Después de pasar los rigurosos controles de entrada en el país fui a comprarme el billete de tren para llegar a Kyoto. ¡Último destino! Ya quedaba muy poco para llegar a mi nueva casa. Cuando llegué a la estación de Kyoto fue cuando realmente me di cuenta de que estaba en Japón. Vi al primer grupo de colegialas y los típicos japoneses jóvenes todos de traje (conocidos como salariman). Todo el mundo iba con mucha prisa y yo parecía un bicho raro entre la gente, con la mirada medio perdida sin saber muy bien a donde ir, reventado del viaje y cargado a hasta las trancas de equipaje.
El incidente de los tickets y los taxis con puertas que se abren solas
Llegué a un sitio en el que tenía que meter uno de los tres tickets que me habían dado al comprar el billete de tren. Los japoneses iban a toda prisa, unos metiendo tarjetas, otros poniendo el móvil en el sensor… y yo que no sabía muy bien lo que tenía que hacer. Al final decidí probar suerte metiendo al azar uno de los tickets y… ¡¡error!! La máquina se puso a pitar y empecé a formar atasco. Recogí el ticket y me volví a apartar para dejar pasar a la marabunta que se agolpaba detrás de mí. Ya solo me quedaban dos de tres tickets, así que me la volví a jugar. Me metí en el mogollón y volví a introducir el ticket en la maquinita y… ¡¡victoria!! Se abrió y pasé como uno más.
Tras este incidente, fui a la zona de taxis y nada mas acercarme a uno, de repente, se abre la puerta sola como por arte de magia. Metí mis cosas y le di la dirección al taxista para que me llevara a mi residencia. No se aclaraba muy bien con los datos que le di, así que decidió llamar por el móvil a la dueña de la casa. Al final fue la mejor opción porque quedó con ella en un sitio más accesible y así evitar que el taxista se perdiera. Recogimos a Kim (la dueña) y continuamos un poco más hasta la casa. Cuando fui a pagar, la señora se adelantó y me pagó el taxi. Todo un detalle por su parte.
Mi nuevo cuarto estilo japonés
Cuando llegamos, me enseñó toda la casa y me llevó a mi cuarto. Tengo la misma habitación que vi en la página web y me encanta. Puro estilo japonés, con tatami y un pequeño jardín en frente. ¿Qué más puedo pedir?
Después de conocer a mis compañeros y hablar un rato con ellos me he decidido a dar mi primera vuelta por Japón y acercarme a una especie de mini supermercado. Ha sido como entrar en un planeta extraterrestre. Todo era muy diferente a lo que encuentras en uno de España. Al final me he comprado un paquete de ramen instantáneo, un bizcocho con sabor a melón, un café en tetrabrik para el desayuno de mañana y un par de bollitos calientes al mas puro estilo japonés, rellenos de carne que están muy buenos.
Después me he ido a pasear por la zona y he visitado un templo que hay al lado de mi casa. Me he montado un picnic allí y en menos que canta un gallo me han cosido los mosquitos. Son bichos asesinos que al parecer han olido sangre fresca y exótica procedente de las tierras del mediterráneo. Menudo festín se han dado. También he empezado a notar el cansancio, así que me he vuelto a la casa para darme una buena ducha con agua fría y despejarme un poco.
Eso ha sido todo por hoy. ¿Qué me deparará mañana? Toca esperar para saberlo 🙂