Lunes 13 de septiembre de 2010
Hoy he tenido mi prueba de nivel en la Universidad de Doshisha para ver a qué clase me asignan. Aprendiendo de los errores del pasado, me he levantado muy pronto esta mañana para llegar media hora antes de la hora fijada y así no sufrir en el último momento buscando dónde tengo que ir. Los que me conocen saben que esto es un gran logro para mi.
He llegado a la universidad y he encontrado fácilmente la clase donde se celebraba la prueba. Había muchísima gente, más de la que yo me imaginaba. Nada mas entrar en la clase, he podido comprobar la súper organización de los japoneses. Esa de la que tanto había oído hablar. Estaba todo milimétricamente estudiado, calculado y programado. Estábamos en una clase muy grande y en cada asiento había una etiqueta con el nombre del que debía sentarse ahí. Al lado del nombre estaba el código de identificación del estudiante.
Cuando estaba ya todo el mundo en su sitio, nos han dado un discurso de bienvenida y ha venido el director de la Universidad de Doshisha a darnos una charla (toda en japonés). Nos ha hablado acerca de la universidad de Doshisha y su importancia a nivel nacional. También nos ha dicho que tenemos que esforzarnos mucho para cumplir con la expectativa que hay puesta en nosotros. De verdad parece que todo el profesorado lleva en el corazón grabado el emblema de la universidad. El director más que nadie. Se le veía emocionado mientras hablaba.
Un examen de quince hojas en una hora y diez minutos
Por fin nos han repartido el examen. Me he quedado con la boca abierta al ver lo largo que era. Tenia 15 hojas y solo nos han dado 1 hora y 10 minutos. Si a eso le sumas que yo soy lento por naturaleza haciendo exámenes, pues imaginaros como ha acabado la cosa. No he podido ni siquiera llegar a completar la mitad del examen. Creo que me van a mandar directo al nivel 1. Ha sido un poco decepcionante. Tenía confianza en que iba a hacer un buen papel aquí.
En el momento en el que ha sonado el timbre que indicaba que el tiempo se había acabado, ya no nos han dejado escribir ni una sola palabra más. En España estaba acostumbrado a sacarles a los profesores unos minutillos extras siempre que mandaban entregar el examen, pero aquí ha sido imposible. Casi me lo han quitado de las manos.
De esa clase nos han pasado a una ubicada en el piso de arriba. En esta también estaban las etiquetas con los nombres en los asientos. En cada silla había una bolsa con el logo de Doshisha. En su interior teníamos cosas como una agenda, el programa del curso, materiales de apoyo e incluso, un cuaderno lleno de consejos útiles para nuestra estancia en Japón. Me ha hecho gracia ver el apartado en el que hablaba de lo malo que es drogarse. Es buenísimo. Te explica detalladamente todos los aspectos negativos de drogarte, con dibujitos al estilo cómic. Estos japoneses son de lo que no hay.
Ya soy oficialmente un universitario japonés
Durante todo el tiempo que hemos estado en el aula, nos han explicado un millón de cosas, todo en japonés y luego en inglés. Me he quedado hecho polvo de estar totalmente concentrado para entender lo que nos estaban contando. Algo que también me ha parecido curioso es que tenemos que registrar nuestra bicicleta para poder circular con ella por el campus. Después de hacerlo nos dan una pegatina para que se la pongamos a la parte de atrás y así no nos la quiten una vez la dejemos aparcada. También me han dado una tarjeta de identificación como estudiante, así que ya soy oficialmente un universitario japonés. Por fin, después de haber llegado a las 8:30 de la mañana, a las 13:00 hemos terminado y mi mente ha podido descansar.
A todo esto hay que sumarle que tengo el reloj biológico totalmente desorientado y las horas de sueño no las llevo bien. De forma súbita, por la tarde me dan ataques de cansancio de esos en los que solo puedes pensar en tirarte a dormir en algún rincón. Posteriormente, al caer la noche, tengo los ojos como platos y no puedo conciliar el sueño. Hoy he dormido solo 2 horas y media. En mi vida había estado en la cama tanto tiempo dando vueltas. Para acabar con este bucle no me queda otra opción que suprimir la siesta de forma fulminante. Pensaba que me había librado del jet lag pero parece ser que solo era una ilusión mía.
A partir de ahora voy a ir a la universidad con regularidad. Tengo mucha curiosidad por saber la gente que voy a conocer, quienes serán mis profesores y cómo serán las clases. Creo que he acertado eligiendo venir a Doshisha. Me encanta el ambiente del campus. Mucha gente joven por todos lados y unas instalaciones de primera.