Todos hemos escuchado alguna vez la palabra kamikaze. Sabemos que kamikaze fue la forma en la que los japoneses llamaban a los soldados que, en un enorme acto de patriotismo y locura, se suicidaban estrellando sus aviones contra los objetivos enemigos con el fin de causar el mayor daño posible. Este método se sintió con fuerza durante el bombardeo a Pearl Harbour en el que muchos pilotos dieron su vida por su patria. En base a estos hechos, la mayoría de la gente cree que kamikaze quiere decir suicida. Pero en realidad, alberga un significado mucho más profundo que ese. Para poder entenderlo, es preciso que hablemos de historia.
Las invasiones del temido ejército de los unos
Hace muchos años, Mongolia se convirtió en el mayor imperio del mundo antiguo. Comandados por Kublai Khan y en pleno auge conquistador, en el siglo XIII los Hunos pusieron sus ojos sobre las islas de Japón. Kublai Khan estaba decidido a enviar cientos de barcos para conquistar el país, pero antes mandó una carta al gobierno japonés exigiendo el pago de unos tributos a todas luces excesivos. Los japoneses sabían que no podían hacer frete a aquellas demandas así que optaron por no contestar y prepararse para lo peor.
Tal y como suponían, los mongoles lo dispusieron todo para iniciar una invasión. En 1274, Kublai Khan envió una gigantesca flota de barcos con miles de hombres a bordo dispuestos a conquistar el archipiélago japonés. Cuando los ejércitos samurái vieron lo que se les venía encima, rezaron a dios rogándole por la salvación. De forma casi milagrosa, un gran tifón apareció y destrozó una gran parte de la flota enemiga, dejando en la costa a merced del ejército de samurái, a una buena parte de los soldados mongoles. Los samurái no tuvieron muchas complicaciones para arrasarles y convertirles en esclavos.
Decidido a ganar la guerra
Kublai Khan, decepcionado por lo ocurrido y dispuesto a hacer cualquier cosa para vengar aquel desafortunado acontecimiento, volvió a reunir a su ejército y en el año 1281, por segunda vez, lo mandó partir hacia Japón. En esta ocasión no estaba dispuesto a permitir otra derrota, así que no escatimó en recursos. Unos 200.000 hombres a bordo de 400 naves, partieron hacia el archipiélago con intención de conquistar hasta la última de las islas.
Cuando ya todo parecía perdido, los japoneses volvieron a recibir un regalo inesperado. De nuevo un tifón tomó parte en la batalla y antes de que el ejército de los Hunos pudiera desembarcar, sus fuertes vientos arrasaron por segunda vez la flota salvando así de nuevo a los japoneses de una derrota casi asegurada.
Tras esta segunda humillación, Kublai Khan decidió abandonar y los japoneses se erigieron como vencedores. Desde entonces, ambas tormentas fueron bautizadas con el nombre de Viento Divino, o lo que es lo mismo, Kami Kaze.
El ejército japonés de los años 40 recuperó estas palabras y las utilizó para nombrar a los soldados que estaban dispuestos a dar su vida por la salvación de su amado imperio. Estos soldados se consideraban así mismos como el viento divino que de nuevo, daría a Japón la victoria en la que hasta el momento, era su guerra más importante.
Los kamikaze no pudieron volver a salvar a los japoneses y fueron derrotados. Pero en los corazones de aquellos que entregaron sus vidas por la causa, siempre quedará un profundo sentimiento del deber cumplido y de entrega a su país, aquello que más ansiaba proteger.
Como ves, no todo es lo que parece. Ahora ya sabes el verdadero significado de esta palabra.